Plan de Monterrey 1855


 

El Plan restaurador de la libertad de Monterrey de 1855

 

El Plan de Monterrey fue un pronunciamiento emitido el 23 de mayo de 1855 por el entonces gobernador de Nuevo León, Santiago Vidaurri, en la ciudad de Monterrey, capital del estado. La proclama declaraba la autonomía del estado, y su posterior unión con Coahuila.

 

El principal promotor y promulgador del Plan fue el gobernador del estado, Santiago Vidaurri, que para aquel momento se hallaba enfrentado al gobierno de Antonio López de Santa Anna. El plan fue suscrito por algunos otros personajes, como Ignacio Zaragoza o José Silvestre Aramberri, pero no todos se mantuvieron suscritos al mismo.

 

Antecedentes

Los estados del actual noreste mexicano, a saber Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, tuvieron un papel primordial en los hechos que rodearon la independencia de Texas, y posterior anexión por parte de los Estados Unidos, que llevó a la intervención y guerra de dicho país con México. Una de las consecuencias fue la lucha contra las incursiones de los habitantes de los pueblos indígenas a los que llamaban Apaches, que eran desplazados del territorio texano. Además, en el propio México estaba el perenne desacuerdo existente entre los partidarios de un sistema de gobierno centralista, y los que promovían una república federal.

 

Ya en 1840, Anastasio Bustamante había promovido la Reforma de las Siete Leyes, que proponía un sistema centralista, lo que había provocado un intento secesionista llamado la República del Río Grande.

 

La instauración de la dictadura de Antonio López de Santa Anna, ascendido al poder en 1853, pero que pronto comenzó a exhibir un talante monárquico, haciéndose llamar por el título de Su Alteza Serenísima, reavivó conflictos entre federalistas y centralistas. En 1854 se proclamó el Plan de Ayutla, que dio origen a la Revolución del mismo nombre, conflicto que buscaba el derrocamiento de Santa Anna.

 

Dentro del desarrollo del conflicto, y en el marco de la lucha por mantener su soberanía, en los estados de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas resurgieron los antiguos deseos independentistas, avivados por la reciente separación de Texas.

 

Desarrollo de los acontecimientos

Vidaurri fue el más destacado representante del rechazo a la dictadura se Santa Anna, y de la adhesión de los estados del norte de México al Plan de Ayutla. Vidaurri no sólo suscribió el Plan, sino que además decidió declarar la autonomía del Estado de Nuevo Léon, y para ello redactó y proclamó en mayo de 1855 el documento llamado Plan de Monterrey.

Principalmente, el Plan de Monterrey proclamaba la autonomía del estado de Nuevo León. Además de eso, Vidaurri concibió con el Plan el nacimiento de la República de la Sierra Madre, que fue el verdadero intento secesionista. Esta república no llegó de hecho a existir, aunque los estados de Nuevo León y Coahuila se unieron en uno solo cuando Vidaurri tomó Saltillo, la capital coahuilense.

 

Las pretensiones autonómicas de Vidaurri no fueron del agrado de presidentes como Ignacio Comonfort, que sustituyó a Santa Anna, ni de Benito Juárez, que le sucedió. Sin embargo, las pretensiones no fueron combatidas en serio por el gobierno central, hasta que el presidente Juárez pidió apoyo a Monterrey para combatir a los franceses durante la Segunda Intervención en México. No sólo Vidaurri negó el apoyo a Juárez, sino que apoyó abiertamente al Segundo Imperio Mexicano, y el presidente sufrió un atentado al visitar Monterrey.

Las pretensiones del Plan de Monterrey terminaron de diluirse con la decisión del gobierno de separar de nuevo a los estados de Coahuila y Nuevo León, así como la destitución de Vidaurri.

Acontecimientos posteriores

Los estados norteños no han vuelto a sufrir modificaciones en su distribución geográfica, ni se vieron involucrados en más intentos separatistas. La carrera de Vidaurri acabó al ser perseguido y capturado en Ciudad de México, lo que culminó con su fusilamiento el día 8 de julio de 1867.

** Vi unas diferencias en las fechas de la proclamación del plan restaurador de la libertad que habré por verificar